"Si la educación continuara con sus viejas fórmulas y se le siguiera considerando como la simple transmisión de conocimientos, el problema se tornaría irresoluble y no habría esperanza de mejorar el mundo. Solo el estudio científico de la personalidad humana nos puede llevar a la salvación y para ello tenemos ante nuestros ojos una entidad síquica en los niños, un grupo social gigantesco, una genuina potencia mundial si se le encamina correctamente. Si tiene que llegar ayuda y salvación, serán los niños los que la traigan, pues los niños son los constructores del hombre y de la sociedad. El niño está dotado de un poder interior que puede guiarnos a un futuro más iluminado. Ya no se puede concebir la educación como la mera impartición de conocimientos, hay que buscar otros caminos para liberar las potencialidades humanas”. (Vid. MONTESSORI, María, Educar para un nuevo mundo, Ámsterdam, Montessori-Piersson Publishing Company, 2014, p. 1)